RESEÑA | Yo estuve aquí, de Gayle Forman

sábado, 9 de abril de 2016

Tengo un amigo que siempre se queja porque dice que no le doy los buenos días, así que...

¡Buenas tardes, feliz fin de semana y feliz época de exámenes para los que estén como yo!

Hoy os traigo una reseña.

Y yo lo digo tal cual, como si no fuese obvio solo con el título de la entrada.

Equis.

¡Vamos a empezar!


Cody creía saberlo todo acerca de su mejor amiga. Pero algunos secretos son profundos como océanos. Y nos arrastran con ellos. El suicidio de Meg ha dejado a Cody devastada. Meg era la chica que todas querrían ser: admirada, inteligente, brillante, con una personalidad arrolladora… ¿Qué la ha llevado a poner fin a su vida, y de forma tan meticulosa, tan planificada? ¿Cómo es posible que Cody haya pasado por alto las señales de que algo así pudiera suceder, si ambas lo compartían todo? Cody necesita entender, conocer, reescribir su amistad. Eso es lo que intenta cuando se desplaza a la universidad de Tacoma a recoger las cosas de Meg. Un viaje que pondrá en entredicho todo cuando creía saber sobre su amiga. Un camino que la enfrentará a cuestiones difíciles de sobrellevar… y que la llevará al límite de sí misma.

Es la primera novela de esta autora que leo. No sé cómo será Si decido quedarme, Lo que fue de ella o Sólo un día. Pero Yo estuve aquí puedo decir que me ha gustado mucho.

Tenía un poco de miedo al leerlo, porque el suicidio no es un tema fácil de tratar. Pero tenía ganas de ver de qué manera se enfocaba esta novela. La verdad, me lo leí sin mirar ninguna reseña, ni opiniones ni sabiendo exactamente de qué iba la historia.

Cody, una chica normal y corriente, en un pueblo normal -aburrido- y corriente, queda devastada cuando descubre que Meg, su mejor amiga en el mundo, se suicida. Se siente culpable de esto, porque no entiende como ella, que la conocía mejor que nadie, no pudo darse cuenta de que algo no iba bien. Así que cuando los padres de Meg le piden que vaya a Tacoma, donde estudiaba su hija, a recoger sus cosas, Cody no se lo piensa dos veces, creyendo que de ese modo podría averiguar qué fue lo que llevó a su mejor amiga a....bueno, eso.

El libro está narrado en primera persona, desde el punto de vista de Cody. Es muy fácil conectar con ella, ponerse en su lugar y entender cómo se siente. Tengo que decir que, a pesar de ello, Cody no fue un personaje que me cayera del todo bien. Al menos al principio. Me parecía que se pasaba media vida enfadada y cabreada con el mundo, lo cual es normal, pero yo siempre he creído que, con las desgracias, de nada sirve estar de morros. Eso no cambia nada. Aun así, entendía porqué se sentía así. Y entiendo la montaña rusa de sentimientos por la que pasó Cody, porque yo también la pasaba mientras leía.

Cada capítulo está escrito con gran intensidad. La prosa de Gayle Forman es sencilla pero elegante, sin muchas complicaciones, como la historia que nos cuenta. La triste verdad es que el suicidio es un tema real, cotidiano, y por eso creo yo que me ha gustado tanto la novela. Las aventuras épicas están bien pero, al final, las historias que nos llegan al corazón son aquellas en las que nos podemos ver reflejados. Amistad, miedo, dudas...forman parte de nuestro día a día y la autora los trata bastante bien.

Los personajes secundarios, como Alice, Richard y, en especial, Ben, me han encantado. De hecho, creo que conecté más con ellos que con la propia Cody. Me ha gustado mucho que la historia entre Cody y Ben no tuviera mucho peso en la trama, porque habría sentido como si la muerte de Meg, su mejor amiga, quedase en segunda plano. Todos los personajes me han parecido muy, muy reales, muy bien creados. Ninguno es perfecto. No son más que universitarios que intentas sobrellevar la desgracia como pueden. La cuestión es seguir adelante.


Ella me miró, y comprendí que lo que yo le pedía que hiciera, lo que Dios nos pide que hagamos -lo que yo os pido a todos que hagáis-, no es fácil. Dejar que nuestras heridas cicatricen. Perdonar. Y, a veces, lo más duro es perdonarnos a nosotros mismos. Pero si no lo hacemos, desaprovecharemos uno de los mayores dones que nos ofrece Dios: su cura milagrosa.


Hay un momento en el libro que me gustó mucho. No recuerdo exactamente cómo es la cita exactamente pero un personaje le dice a Cody algo así como: el suicidio no es pecado porque Dios nos dio la vida y quitárnosla es robarle a Dios. El suicidio es pecado porque significa perder la esperanza, y todo lo que mate a la esperanza es pecado.

Algo así, la verdad es que me da pereza buscarlo ahora en el libro.

Lo que quiero decir es que en la vida nos va a pasar de todo, cosas buenas y cosas malas. Y habrá momentos en los que pensaremos "Señor, acaba ya con mi sufrimiento". Esto es así. La vida no viene con seguro contra la tristeza. Pero siempre hay esperanza. El tiempo y el esfuerzo lo curan todo.


La vida puede ser dura, hermosa y complicada, pero, con suerte, será larga. Si lo es, comprobarás que es impredecible, y que hay épocas sombrías, pero estas remiten -a veces con mucho apoyo- y el túnel se ensancha, permitiendo que el sol penetre de nuevo en él.


¡Besos!
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